domingo, 18 de mayo de 2008

Visiones


4 de Mayo de 1991. De noche, en la sala de casa, con la luz apagada me encontraba acompañado de Leonor, hermana de mi abuela. La habitación recibía la luz del dormitorio, en aquella penumbra la plática con Leonor me hizo ver por la ventana.

Allá afuera, en el cielo nocturno, vi la Luna elevándose por sobre los edificios; pero esta era una Luna poco común, pues como si se hallara en una órbita más próxima su tamaño era 7 veces mayor.

Me asombré al verla así. Se veían claramente los cráteres de su superficie. Incluso pude ver algunos cráteres iluminarse. Alrededor de la Luna empezaron a aparecer puntos luminosos como estrellas, primero de color blanco, luego de color violeta.

De forma imprevista, desde detrás de la enorme Luna apareció una figura aun más gigantesca. Un oso de pelambre negra parado sobre sus patas traseras que debían encontrarse bajo el horizonte se mostraba amenazante, listo para atacar, enseñando sus garras y colmillos.

Más que atemorizado, asombrado me pregunté como era posible que una bestia así pudiera existir y vivir en el espacio.

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