domingo, 4 de mayo de 2008

Signos en los Cielos


Me encontraba por una calle. Era temprano. Las casas de los alrededores eran de un solo piso siendo similares entre si. El cielo no tenía ninguna nube.

Giré la cabeza hacia un lado y en el cielo en esa dirección dos grandes nubes de perfecta forma rectangular. Ambas nubes formaban una cruz. La nube que vendría a ser la vertical era ligeramente más grande que la otra. Pude notar que entre ellas no había contacto, pues la vertical se encontraba sobre la horizontal.

Caminando hacia la cruz, me encontraba ahora sobre un camino de tierra que se dirigía a una iglesia situada en una elevación a manera de una colina. Más adelante un grupo de periodistas estaban filmando el evento. Me fui aproximando a uno de sus puestos de observación que lucía como el puesto de un lustrabotas, lleno de cámaras con diversos tipos de lentes y teleobjetivos dirigidos al cielo. Al observar por uno de aquellos dispositivos no pude ver las nubes; las cámaras no podían captar la escena.

Al retirar la vista del visor de la lente y ver con mis propios ojos, observé que la barra vertical ya no estaba. Solo la horizontal permanecía, justo sobre mi. Se había acortado un poco dándome la impresión de ver un libro abierto. Un libro en el cual podían verse palabras escritas. Cada letra era un espacio en la nube por el cual se apreciaba el cielo. Del lado izquierdo las letras eran de aspecto arábigo; a la derecha letras en nuestro alfabeto formando palabras en un idioma desconocido.

Mientras pasaba esto el Sol se hallaba detrás de la nube y de un momento a otro el Sol ya no estaba más, sino que ahora aquel "libro" era el Sol, brillando con luz propia de tono algo blanco azulado.

Apareció a un lado un sacerdote que tenía un libro ancho de cubierta negra entre sus manos, sosteniéndolo a manera de biblia. Abriéndolo con la intención de descifrar el mensaje buscó entre sus páginas hasta que encontró el significado de las palabras escritas en los cielos. Decía: "La Esmeralda está detrás de la Virgen."

En ese mismo instante, por uno de los lados, apareció un hombre vestido con una túnica blanca. La túnica llevaba en el pecho una imagen de aspecto plástico pegada y en relieve. Era una virgen también de color blanco. A él no pude verle el rostro.

Con cuidado tomó con una de sus manos la imagen un su pecho despegándola. Detrás de la imagen, sobre la túnica, había una esmeralda más larga que ancha.

No hay comentarios: