Recuerdo uno de mis sueños cuando niño. Nunca se lo he contado a nadie, nunca lo haré.
Sus imágenes, a pesar de su brevedad, eran tan fuertes para lo que se supone es la frágil mente de un niño que parece imposible que un pequeño tenga un sueño así. A pesar de ello (creo), no me ha atormentado y creo que aún espera que resuelva el significado que entraña, desplegando en mi vida su fuerza arquetípica.
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