lunes, 16 de junio de 2008

Anomalía


Las puertas del ascensor se abren. El interior es un juego de espejos del techo al suelo. Al ingresar veo mi reflejo y el de mi acompañante. Una mujer, al parecer una conocida, vestida en un traje de oficinista con lentes de marco oscuro.

Del lado opuesto a las puertas del ascensor, desde el espejo mismo un brazo ha emergido y detrás, en el espejo, un hombre de piel oscura, cabellos estilo rasta nos observa. Al verlo digo: "Anomalía." Pero no pretendo describir el hecho, lo digo más como si este fuera él, pronuncio su nombre.

De un momento a otro ya se encuentra fuera, ha tomado a mi acompañante, la ha cargado sobre su hombro izquierdo como quien lleva un costal y ha vuelto a ingresar al espejo, caminando del otro lado por los pasillos que tengo a mis espaldas; pero dentro del espejo.

Me he convertido en un observador. Tampoco veo mi reflejo.

Un gruñido a mis espaldas me hace voltear. Se acerca una leona determinada en seguir al "secuestrador", la veo y pienso en un ángel protector. La leona entra en el espejo.